miércoles, 2 de junio de 2021

Elvira Daudet


      

Huesos para el perro

 

A veces , como tú, me desespero

por los niños que ayunan de mañana,

sin leche ni mendrugo que llevarse a la boca.

A mediodía comparten la ración

escueta del abuelo,

cenan caldo de "huesos para el perro"

y se van a la cama con las tripas ladrando.

Sus padres perdieron el trabajo y no lo encuentran,

la tierra ha dejado de dar trigo,

es sólo un mar de estiércol donde hozan los cerdos

y desfallece el viento.

Ya no pueden comer ni pan ni peces

y no aparece Cristo a remediarlo.

Todavía es más grave la miseria que sufren

los miembros del gobierno, obligados

a camuflar la bola cual trileros.

Con su tercera mano asen el cargo

que les brindan los amos en premio a sus servicios.

Huele el aire a patíbulo,

a carne corrompida que atrae a todos los buitres.

Duele ver el desfile de banqueros -a un dulce paraíso, no a la cárcel-,, quebrados

por la avidez obscena de su alquimia:

transformar la sangre de los pobres en dinero.

ángeles de alas de humo, gimen mientras abrasan

la tierna flor del pubis de chiquillos,

con su mano azucena de rozar el misterio.

No respetan a Dios ni a nuestros hijos;

se burlan de nosotros. La sangre me galopa

como un enloquecido corcel envuelto en llamas.

Me levanto la tapa de los sesos

y dejo que se enfríen.

Más serena,

contemplo la central laboriosa del cerebro,

motor del terco avance de los hombres

desde el fondo más negro de la noche

-largo ha sido el camino del cándido primate

que estrenó el dolor de ser humano;

milenios defendiéndose del miedo.

¿Quién podría hacerle retroceder ahora?

Descubro en sus alvéolos, como abejas dormidas

en su celda, tesoros olvidados:

la dignidad cundo aún estaba entera,

la utopía más bella con los años,

la justicia, aire puro que a todos alimenta:

las cosas de valor que arrinconamos

y el azufre del tiempo fue borrando.

Mientras tanto ha llovido. Sobre su piel mojada,

el campo adolescente nos muestra un bozo verde.

La tierra, siempreviva de juegos minerales

que rebosan sus pechos,

no renuncia a su misión de madre.

Habrá pan, si nosotros aportamos

un pequeño puñado de semillas,

y atamos a los cerdos a una valla

para que no destrocen lo sembrado.

 

                                                       Elvira Daudet.  

 

 

 BALANCE

 

Todo está consumado, es hora del silencio.

Os di la entraña,

lo que tuve más mío y verdadero

en el extraño viaje

que me correspondió:

el frío violeta y el horror de la España

del grito sofocado por los ríos de sangre

que pudrieron mis ojos infantiles.

Los grumos del dolor inconcebible,

mis tres mejores versos, escritos al futuro

en la sangre más joven, más entera,

coagulada en las rosas fallidas del invierno.

Abrí sin compasión los labios de la herida

para mostrar el cráter de lavas destructoras,

la triste cordillera de cenizas

que invadieron la aorta y ahogaron el amor.

Es hora de callar, todo está dicho.

 

                                                              Elvira Daudet  


¡¡¡Tres años ya sin ti,  es mucho tiempo !!!

7 comentarios:

  1. Sentidos, profundos y desgarradores poemas, el de Balance me recuerda a la despedida de nuestra Gabriela Mistral, gracias Chelo por traer a Elvira, un abrazo!

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  2. Unos versos que nos encoge el corazón...muy triste la situación que describe.Besicos

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  3. Desgarradora despedida de Elvira Daudet. Que el cielo la reciba y cobije su alma para siempre.
    Muchas gracias, Chelo, por tan singular epitafio.

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  4. Una conquense poeta que tu has sabido recordar con dos elegidos poemas, una poeta que tuvo algun parón "poético" pero retomó el lápiz y a las musas. Un abrazo

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  5. Preciosos y sentidos sus poemas. Estos que hoy compartes son dolorosos pero hermosos. Saludos amiga.

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  6. Gracias por compartir tus ideas, de la lectura dramática del primer poema, yo destaco los cuatro últimos versos
    Habrá pan, si nosotros aportamos

    un pequeño puñado de semillas,

    y atamos a los cerdos a una valla

    para que no destrocen lo sembrado.
    Hay que aportar soluciones pero también deberían llegar voces como las tuyas hasta quienes tienen en sus manos cambiar el mundo que habitamos. Te felicito por tu trabajo. Saludos cordiales.

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  7. Profundidas, solidaridad y una lírica entrañable y dolorosa. Elvira Daudet nos ha dejado una huella inolvidable, sus poemas son pura entrega, pura alma. Muy bello e inspirador. Gracias por traerla, Chelo.
    Mi abrazo entrañable y espero que todo vaya bien, amiga.

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Gracias por pasar tu tiempo conmigo.