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La femme de Joan Miró |
La mujer-esfera
La mujer-esfera no se enreda entre el vello
de ningún varón; recorre su espalda,
acaricia su piel, bordea sus labios,
juega con sus manos
y cada mañana no busca en sus dedos el impulso.
La mujer-esfera se peina como el erizo,
se viste como el fruto del castaño,
se siente libre y comienza a rodar.
Tropieza con las patas de los sillones,
se atranca en la alfombra
y sale al circuito.
Juega con el perro en el jardín,
esquiva los árboles
y huye del picoteo de los pájaros
para rodar calle arriba.
La mujer-esfera no lleva tacones
ni camina erguida;
marca el cielo con los pies,
pega los ojos al asfalto,
suelta el lastre, quita el freno y rueda.
Chelo de la Torre
Cuando en el 2015, todavía en borrador, leí por primera vez
este poema a un grupo de amigos poetas “uno (hombre)” me dijo que no entendía demasiado
el poema y, sobre todo, lo que quería decir con estos dos versos:
La mujer-esfera se peina como el erizo,
se viste como el fruto del castaño,
y, aunque sé que no se debe hacer, le expliqué los dos versos
y el poema completo, a lo que contestó: “ahora me gusta más.”
Quizá ese detalle ha hecho que no haya salido a
la luz en ningún recital, ni lectura de poemas del libro y es por eso he decido sacarlo ahora y que se
ventile un poco .