Por fin llegamos a Ushaia, (
bahía que mira a poniente, según la lengua
yámana) a la ciudad del fin del mundo. Tierra de leyendas y aventuras, por la que sentíamos una gran atracción. Es la única ciudad argentina que se encuentra al otro lado de los Andes, además de ser la única con costa y aguas pertenecientes al Pacífico. El estar situada a orillas del canal de Beagles, sus modernas y coloridas construcciones, junto a los edificios característicos de esas latitudes, hacen de ella una ciudad pintoresca y cuya imagen será difícil de olvidar.
Los días allí son más largos y su temperatura cambiante, con la aparición de vientos que van creciendo en intensidad y que hicieron que peligrara nuestro paseo por el canal de Beagles.
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Bahía de Ushuaia
Vista desde el barco en nuestro paseo por el canal de Beagles |
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Desde el barco |
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En el canal |
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Isla de Lobos
Nos acercamos a la colonia de cormoranes y lobos marinos . Al fondo el faro del Fin del Mundo
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Muy cerca de los lobos marinos |
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Los cormoranes |
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Conviven los cormoranes y los lobos marinos |
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El faro el Fin del Mundo |
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El faro del Fin del Mundo. Damos la vuelta y de regreso a Ushuaia |
Durante el paseo, recordaba las lecturas de mi juventud ( Julio Verne), los exploradores . El ver tan cerca a los lobos marimos, a los cormoranes, junto a las inolvidables vistas han servido para aumentar mas la atracción que sentíamos por esa ciudad.
No se puede imaginar a Ushuaia sin el presidio, ya que fuera de la cárcel los penados fueron utilizados para los trabajos de construcción de las calles, puentes y edificios. El Tren del Fin del Mundo recorre las mismas vías que en la época del presidio, cuando transportaba a los presos para cumplir sus trabajos en los bosques subantárticos.
El viaje en el Tren del Fin del Mundo os lo contaré otro día