Miro mis dedos
y aun
veo tu huella
y sigues ahí
en tu rincón,
esperas paciente
las manos
que te acaricien
y dibujen:
una casa,
una muñeca
o hagan una división.
Y a tu lado
las de colores.
La amarilla
presume
de ser sol,
la roja de ser vena,
los azules
se reparten
el mar y los ríos,
las verdes
compiten
por ser
la más jugosa de las lechugas.
Y todas
se enorgullecen
de no estar al alcance
de cualquiera.
Tú, tiza blanca,
a veces por el suelo,
hace integrales,
calcula el rozamiento
de la piedra
que cae
por un plano inclinado,
escribe la fórmula
del ácido nitroso
o del sulfito de cinc.
Se siente Cervantes
al poner una tilde en su sitio
o Picasso
al dibujar una esfera.
Y la inunda el placer
cuando
el profesor de historia
escribe
nombres de reyes,
de batallas
y sus fechas.
Y se siente orgullosa
cuando la sueltan
y mira la pizarra
llena de teorías
que solo
algún Newton
perdido
entiende.
Chelo de la Torre
2019-09-26
Chelo de la Torre
2019-09-26
Nota :
Cuando al poco de jubilarme decidí seguir moviendo las
neuronas y acudir a un taller de poesía, escribí una " oda a la tiza"
que el profe rechazó por no ser ni oda, ni nada que se le pareciese.
Como una alumna disciplinada, eliminé todo lo que había
escrito en espera de otra ocasión mejor.
Hace poco el profe nos propuso como ejercicio leer las
" Odas de Neruda " e intentar hacer una nosotros y ese ha sido el
resultado.
Esta es reciente y maravillosa, la tiza esa que grita en la pizarra y nos deja reescribir una y otra vez el mundo. Que bonito el competir del azul, la historia y la lechuga, a todo le has dado cabida. Es evocadora y ágil. Abrazos poeta
ResponderEliminarGracias Ester, era una asignatura pendiente que tenía hace años y vi la ocasión cuando el otro día el profe nos propuso imitar a Neruda y escribir una oda. Y ahí está. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias por traerme a mi ya muy lejana niñez y juventud. Todavía me acuerdo de ese polvillo blanco que revoloteaba jugando con la luz que entraba por la ventana del aula.
ResponderEliminar!Cuántas cosas pudimos aprender de esa conjunción del negro de la pizarra y el blanco de la tiza.
Gracias y besos.
Preciosos versos dedicados a nuestra amiga inseparable, la tiza blanca, en la que siempre se apoya el maestro para dar sus lecciones. Con las PDI ya se utilizan cada vez menos, pero nunca se irán del todo, y en otras épocas fueron las grandes protagonistas. Un abrazo, Chelo.
ResponderEliminarLas tizas, qué recuerdos, de colores luego, eran universos de polvo por las aulas.
ResponderEliminarUn abrazo
Me ha gustado mucho esta oda a la tiza blanca, me ha traído recuerdos de antaño cuando había que escribir en la pizarra.Besicos
ResponderEliminarBonitos versos que coinciden con el día del docente. Antes siempre manchadas con tiza. Hoy creo que no tanto. Cuanto nos gustaba dibujar en la pizarra.😘
ResponderEliminarMuy merecida por cierto, porque hasta ahora sólo se oía hablar de los "desertores de la tiza", jajajaja
ResponderEliminarQue bonito leerte, recuerdo un tiempo pasado.........Saludos amiga.
ResponderEliminarEs costumbre usar la blanca, pero, ¿te imaginas que hubiera sido otro color?
ResponderEliminarBonito homenaje a la tiza. Lo peor era limpiar la pizarra.
ResponderEliminarFelicidades con retraso.
Abrazos.
Una oda que me encantó, Chelo. También me gustaba jugar con las tizas, la blanca daba su toque de luz en los dibujos.
ResponderEliminarBesos.
Me ha gustado y aún recuerdo cuando daba clases como profesor colaborador a mis compañeros de trabajo, aunque en la última época ya no utilizaba tiza, eran rotuladores especiales de colores para escribir en una pizarra blanca.
ResponderEliminarSaludos
me encantas
ResponderEliminarcuando escribes
tus palabras
Tus poemas son remanso para mi yo errante, que busca y busca poemas como este...
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