Para los que os habéis incorporado tarde al blog y no conocéis a Trina os digo que es una niña que en el mes de septiembre empezó a ir al “Cole de los mayores “, había cumplido seis años, ya era mayor, y a lo largo del curso nos ha ido planteando los interrogantes que ella le surgían .
Sentada ante su mesa de clase, Trina apoya los codos y sujeta la cara entre las manos.
Está seria, escucha a su Seño que les cuenta que dentro de una semana el curso habrá acabado. Todos dejarán de asistir a clase y podrán ir de vacaciones, a bañarse en la playa, a la sierra, a visitar a los abuelos, a jugar con los amigos, etc.
También le recuerda que no dejen de leer cuentos, escribir y repasar cunetas para que no olviden lo aprendido.
La Seño los mira uno a uno y ve sus caritas serias y un poco tristes, a alguno de ellos se le escapa una lágrima, otros garabatean distraídos sobre un papel, peor todos la miran como si estuviesen perdidos.
Ella que os conoce muy bien sonríe y les dice:
Venga chicos vamos a ensayar ¡mañana es un gran día!
¡Bieeeen…! Aplauden todos a una.
Efectivamente tenían que hacer el último ensayo para la función de fin de curso.
Ellos, los alumnos de 1º, iban a representar un cuento que había escrito la Seño sobre la importancia de los seres vivos y les hacía mucha ilusión porque había disfraces de mamíferos, aves, peces, flores, árboles, etc. después, en una segunda actuación harían un número de baile español con fragmentos de “Granada, El relicario y La verbena de la Paloma” con un bonito traje de baile.
Cuando allá por el mes enero empezamos los ensayos, les costaba mucho trabajo ir por las tardes al colegio, pero luego con el paso de los días, se lo tomaron como un juego para ver quien lo hacía mejor, así si un día no ensayaban, eran ellos los que reñían a la Seño.
Empezaron con un desayuno de convivencia, en un bonito salón de un bar del pueblo.
Estaban todos los padres, los abuelos, en fin todos los familiares que quisieron acompañar a los niños y a la Seño en ese día.
Los niños desayunaron chocolate con churros y los mayores café, tostadas y pastelillos.
Después hubo regalos para todos, flores y canciones. Fue una mañana preciosa.
Por la tarde la función, en la que todos empezando por los padres disfrutaron como enanos y lógicamente cada uno de ellos pensaba que su retoño era el mejor vestido.
Por fin la Seño había terminado su trabajo, ahora sólo quedaba decir adiós y no tenía ganas, ni fuerzas, así que dio media vuelta y empezó a subir las escaleras que la llevarían a la calle.
De pronto una manecita le tiró de la falda, al mirar hacia abajo se encontró con los ojos de almendra, la nariz chatilla y los rizos color castaño revueltos con confeti y serpentinas.
¡Trina! ¿Qué quieres preciosa?
La niña la miró con sus grandes ojos y le preguntó:
Seño ¿ tú vas a estar conmigo otra vez?
Hola soy Carmina o Carmen de la Torre como me conocían en el entorno de mi trabajo. Os agradezco la cogida que habéis dado a Trina, os prometo que al escribir esta despedida he sentido lo mismo que sentí cuando la viví en 1995.
Un abrazo y hasta siempre
Escrito por Carmina (mi hermanana)