María, como todas las Navidades, había escrito la carta a los Reyes, pero ese año era diferente: ¡le habían contestado!
Hacía unos días había llegado un telegrama de sus majestades los Reyes de Oriente: “Hemos recibido tu carta y, como has sido buena, te llevaremos todo lo que pides”, decía. Nerviosa, lo leía una y otra vez, enseñándoselo a sus padres y esperando con ansiedad que llegara el día señalado.
La noche de Reyes, cuando desfilaban en cabalgata por las calles de su pueblo, les gritaba: “Reyes, Reyes, he recibido vuestro telegrama“, y la gente la miraba, pero ella seguía gritando. Como cada noche de Reyes, se acostó temprano, tan temprano que todavía se oían por la calle las trompetas del desfile. Lo que había aumentado era su nerviosismo, un nerviosismo inexplicable y que nadie entendía. Temía que llegaran antes de que estuviese dormida, porque no los quería ver. María sabía que otros niños intentaban no dormirse para ver si los veían llegar, pero no era su caso, ella se acostaba y apretaba los ojos, no quería verlos. ¿Qué sentía? ¿Miedo? ¿Respeto? Nunca nadie lo supo.
A veces, los Reyes, desde sus caballos, entregaban algunos juguetes a los niños; ella nunca quiso, por más que sus padres, todos los años, le preguntaban: “¿Quieres que te den algún juguete directamente?” Siempre dijo que no.
A la mañana siguiente, cuando despertó, fue un día de Reyes normal, pudo observar que sus majestades, como todos los años, se habían comido algún mantecado de los que sus padres les habían preparado y que se habían tomado una copa. Pero nada más. Tan normal, que María nunca recordó qué le dejaron los Reyes ese año.
Lo que sí perduró en su memoria para siempre fue una muñeca negra de china, vestida de hawaiana, con un pelo negro precioso, o por lo menos a ella se lo parecía. Sus tías de Madrid, todos los años, le mandaban lo que le habían dejado allí los Reyes. Cuando ese año abrió la caja y vio la muñeca cambió su cara: “¡Una negrita!”, exclamó; y desde entonces, esa muñeca sería su preferida.
María creció, pasó la magia de los Reyes y la época de jugar con muñecas, pero la caja de su “negrita” permanecería guardada en el altillo. Tantas veces como su madre le dijo de tirarla, tantas veces contestó que no.
El tiempo siguió pasando; María ya tenía su casa e hijos y un día decidió llevarse su muñeca. La pondría en una estantería. Pero al abrir la caja, vio con tristeza que su muñeca no era como la que recordaba, era mucho más basta y, sobre todo, tenía las secuelas propias de haber jugado con ella: algún dedo roto, en otro se le veía el cartón, algún arañazo en la cara, el pelo enmarañado… No pudo disimular su tristeza y le dijo a su madre: “Creía que estaba nueva”.
María, no recordaba haber jugado con ella y ahora se sentía feliz al comprobar que si lo había hecho.
Solemos idealizar las cosas que nos ilusionan y éstas no siempre corresponden con la realidad. Esa es la magia de los Reyes Magos. Espero que te regalen muchas cosas.
ResponderEliminarComparto esa sensación de enfrentarse a un recuerdo y que la realidad nos enseñe la diferencia. No siempre gana la realidad, pero es interesante comprobarlo. Beso
ResponderEliminarYo tampoco quería verlos. Se esfumaría la magia. Aún guardo como recuerdo una de mis muñecas primeras que rescaté del nafragio. Ahora disfrutos de las caritas de los peques en su día
ResponderEliminarUn beso Chelo
Noche de Reyes, noche de ilusión y también de desilusión para algunos. Las cosas son hermosas porque las idealizamos. Y perduran con su mejor sonrisa en nuestra mente.
ResponderEliminarUn beso Chelo.
Hola Chelo: espero que los REYES MAGOS se porten bien contigo, y aprendas a hacer SLIDES, para que pongas alguno en tu blog.
ResponderEliminarEn mi blog EL BLOG DE MERANA, en el SLIDE que hago, pone CREA EL TUYO clikas, y te lo explica paso a paso. Si no puedes, te envío a tu correo como hacerlo. Pero estoy segura que lo harás
Feliz Año
LEONOR
A mi hermana Chelo, los Reyes le dejaron también una muñeca negra ¡... yo diría que es la misma!
ResponderEliminar¿No te llamarás María del Consuelo? Besistos.
¡Ah!, bueno, Por fin te encuentro mi QUERIDA VIAJERA, qué lindo relato, no te digo cuento
ResponderEliminarporque comentas "algo real". Qué hermoso recuerdo guardas de tu niñez, CHELO. Te anticipo
que en mi entrada sobre la elección del PAPA FRANCISCO, me atreví a decir, que así como
su santidad dijo que lo habían traído del "FIN DEL MUNDO", VOS conocías el lugar en uno de
tus viajes, donde "casi nos caemos del mapa " los Argentinos.
Ahí va mi ABRAZOOOTE VIRTUAL...lleva mi cariño. BEATRIZ MARTOS - ABUELA MATI -81 AÑOS.
Desde Buenos Aires - Argentina.
Hola, muy bonita tu historia. Con respecto a la muñea que pones, sabes de quién es ? Una amiga tiene una igual y no sabe su pocedencia. Gracias
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