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Cada tarde, recoge la cocina,
se asea, se pone crema en la
cara,
se lava las manos,
y se pinta los labios.
Siempre, tonos suaves,
-nunca le gustó destacar-.
Se cambia de vestido
y vuelve a lavarse las manos.
Ya en el sofá, abre el hatico
blanco
y continúa su labor:
Unas veces jerséis para todos,
otras, colchas y visillos de
"crochet"
para regalos, para el ajuar de
sus hijas.
Y así, tarde tras tarde
los días.
En silencio, solo el chasquido
de la lana entre sus dedos
o el bisbiseo de contar los
puntos.
No quiere interrumpir el estudio de su hija.
Chelo de la Torre
Tiempo de memoria
(Ed. Nuevos Ekkos. Col. La palabra Inquieta. Enero 2022)
Una buena manera de felicitarla, seguro que le llega tu cariño. Es un poema cercano porque el recuerdo vuelve una y otra vez.
ResponderEliminarYo tengo dos colchas parecidas, una me la hizo mi suegra y otra me la hice yo. Abrazos
Es precioso, como describes esa rutina de una señora tan tierna como una mamá a la que rindes homenaje con tus versos.
ResponderEliminarBesitos.
¡Cuánto amor en esa observación y también en esas labores calladas de sobremesa! Te felicito por el valor de tu mirada y por lo mucho recibido.
ResponderEliminarUn abrazo.
El amor de una madre siempre se tiene presente. El ganchillo y las labores que tranquilidad ofrecen mientras se tejen. Una emotiva entrada. Besos.
ResponderEliminarRecuerdos que tenemos enmarcados como si de un cuadro se tratara. Esas madres se merecen tanto que, nunca podremos llegar a compensar tanto cariño y amor, toda una vida entregada y volcada con los demás.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz semana.
Bonita dedicatoria, mi mami también hacía estas colchas son obras de arte que debemos valorar como se merecen. Mi mami ahora está investigando para hacer una mochililla con lana muy suave con agujas de madera especiales. Son increíbles nuestras mamis y por favor que nos duren mucho.
ResponderEliminarAbrazote utópico.-
Es preciosa esa colcha y como tú dices similar a la que nos hacían nuestras madres o abuelas. Es precioso tu poema Chelo, y me ha traido muchos recuerdos. Besos :D
ResponderEliminarHermoso el poema, Chelo, y seguro tu mamá está acompañándote siempre con la discreción acostumbrada, un abrazo!
ResponderEliminarEsee pasar el tiempo mientras la hija estudia, qué ternura desprende.
ResponderEliminarUn abrazo, Chelo
Me has emocionado. He visto a mi madre hacer punto mientras arriba estudiábamos mis hermanos y yo. Esa colcha...
ResponderEliminarHermoso poema.
Un abrazo.
Precioso, Chelo! Antes de leer tu dedicatoria, me hiciste pensar en mi madre. Ainss, cuânto de ellas sigue vivo en sus artes, en tejidos y costuras.
ResponderEliminarBesos de anís.
Bonito homenaje a tu madre, que se puede extender a tantas madre y abuelas...
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Chelo, tu poema es todo un ritual de amor, que a todos nos llega. Las madres sufridas y entregadas, cuánto han hecho por nosotros. También yo guardo muchas labores, cojines, colchas, manteles que me acercan su presencia.
ResponderEliminarMi felicitación y mi abrazo por compartir este entrañable poema.
Parece que me veo en tu letras, así paso el tiempo aveces.... Y esa colcha es preciosa. Saludos Chelo
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