Después de aproximadamente 15 años hemos vuelto a visitar la ciudad, con la vista cansada y las rodillas dañadas, pero con la mirada ávida de nuevas imágenes y la ilusión intacta. Para sorpresa nuestra, nos hemos encontrado una ciudad rejuvenecida debido al número de estudiantes que ha venido a residir en ella después de construirse la Universidad, y llena de vida debido al turismo.
Aveiro está situada junto a una laguna pantanosa conocida como la Ría, que
forma parte de una maravillosa red de marismas que se prolonga a lo
largo de varias decenas de kilómetros de costa y que se interna por varias calles de la
ciudad formando los canales, lo
que le ha hecho recibir el nombre de “la
Venecia portuguesa”. Canales en los que podemos encontrar atracadas barcas de vistosos y alegres colores que pasean a los turistas, son las antiguas
barcas recicladas de los pescadores de
algas (moliceiros).
Algunos dicen que compararla con Venecia es demasiado quizás, pero lo que si se puede decir es que está ciudad tiene un encanto especial.
hasta la simplicidad y el alegre colorido de las que bordean el canal de
San Roque en el barrio Beira-Mar.
El
Canal Central enlaza con el de las
Pirámides hasta llegar a la ría y a las
salinas,
donde
algunos disfrutaron como niños .
En
las salinas vimos aunque un poco lejos,
diversas aves como flamencos, cigüeñuelas y pequeños limícolas.
Continuamos nuestro paseo bordeando los canales
y saboreando el espectáculo visual y
auditivo que nos ofrecen las barcas.
Puente que comunica el Canal de las Pirámides
con el de San Roque.
En el Canal de San Roque nos encontramos con el que
pudiera ser el puente más emblemático de la ciudad, el “Puente dos Carcavelos” antiguamente era de madera y unía las salinas
con el almacén de sal. A mediados del
siglo XX fue sustituido por el actual que imita a los antiguos puentes
venecianos, y está decorado con azulejería portuguesa y el escudo de la ciudad.
Puente dos Carcavelos
Siguiendo
el Canal de San Roque tenemos una parada
obligatoria en este punto, ya que está
el mercado del pescado al fondo, y hay
que entrar a verlo y porque nuestros
recuerdos nos llevan a ese viaje anterior en el que vimos desbordarse este canal y flotar los coches a consecuencia de una tormenta.
Al
otro lado del mercado tenemos la Praza do
Peixe, en la que todas las noches hay actuaciones que amenizan mientras se cena en una de las múltiples terraza que hay en la zona.
En
Aveiro además de bordear los canales paseamos sus plazas, sus calles, admirando la muestra de la
azulejería portuguesa que nos ofrecen algunas
fachadas, visitamos sus iglesias
y algunos edificios emblemáticos.
Iglesia
de la Misericordia
Detalle de la fachada donde está la fecha del azulejamiento de ésta
Detalle del interior
La
Estación del ferrocarril
Detalle
de la fachada
Después
de este largo y agradable paseo nos
premiamos con una mariscada que regamos con vino verde dela tierra y acompañamos con el postre típico de la zona “los ovos moles”